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Avances revolucionarios en células asesinas naturales (NK) durante 50 años

2024-07-18

Desde los primeros informes de linfocitos que mostraban una destrucción "no específica" de células tumorales en 1973, la comprensión y la importancia de las células asesinas naturales (NK) han evolucionado enormemente. En 1975, Rolf Kiessling y sus colegas del Instituto Karolinska acuñaron el término "células asesinas naturales", destacando su capacidad única para atacar espontáneamente las células tumorales sin sensibilización previa.

Durante los siguientes cincuenta años, numerosos laboratorios de todo el mundo han estudiado exhaustivamente las células NK in vitro para dilucidar su papel en la defensa del huésped contra tumores y patógenos microbianos, así como sus funciones reguladoras dentro del sistema inmunológico.

 

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Células NK: los linfocitos innatos pioneros

Las células NK, los primeros miembros caracterizados de la familia de linfocitos innatos, se defienden contra tumores y patógenos mediante actividad citotóxica directa y secreción de citocinas y quimiocinas. Inicialmente denominadas "células nulas" debido a la ausencia de marcadores de identificación, los avances en la secuenciación de ARN unicelular, la citometría de flujo y la espectrometría de masas han permitido una clasificación detallada de los subtipos de células NK.

La primera década (1973-1982): descubrimiento de la citotoxicidad no específica

A finales de los años 1960 y principios de los años 1970 se desarrollaron ensayos in vitro sencillos para medir la citotoxicidad mediada por células. En 1974, Herberman y sus colegas demostraron que los linfocitos de sangre periférica de individuos sanos podían matar varias células de linfoma humano. Kiessling, Klein y Wigzell describieron además la lisis espontánea de células tumorales por linfocitos de ratones no portadores de tumores, denominando a esta actividad "muerte natural".

La Segunda Década (1983-1992): Caracterización Fenotípica y Defensa Viral

Durante la década de 1980, la atención se centró en la caracterización fenotípica de las células NK, lo que llevó a la identificación de subpoblaciones con funciones distintas. En 1983, los científicos habían identificado subconjuntos funcionalmente diferentes de células NK humanas. Otros estudios destacaron el papel crucial de las células NK en la defensa contra los herpesvirus, ejemplificado por un paciente con infecciones graves por herpesvirus debido a una deficiencia genética de células NK.

La tercera década (1993-2002): comprensión de los receptores y ligandos

Un progreso significativo en la década de 1990 y principios de la de 2000 condujo a la identificación y clonación de receptores de células NK y sus ligandos. Descubrimientos como el receptor NKG2D y sus ligandos inducidos por estrés establecieron una base para comprender los mecanismos de reconocimiento del "yo alterado" de las células NK.

La cuarta década (2003-2012): memoria y licencias de células NK

Contrariamente a las opiniones tradicionales, los estudios de la década de 2000 demostraron que las células NK podían exhibir respuestas similares a las de la memoria. Los investigadores demostraron que las células NK podrían mediar respuestas específicas de antígenos y desarrollar una forma de "memoria" similar a las células inmunes adaptativas. Además, surgió el concepto de "licencia" de células NK, que explica cómo las interacciones con moléculas de MHC propias podrían mejorar la capacidad de respuesta de las células NK.

La Quinta Década (2013-Presente): Aplicaciones Clínicas y Diversidad

En la última década, los avances tecnológicos han impulsado la investigación de las células NK. La citometría masiva y la secuenciación de ARN unicelular revelaron una amplia diversidad fenotípica entre las células NK. Clínicamente, las células NK se han mostrado prometedoras en el tratamiento de neoplasias hematológicas, como lo demuestra la aplicación exitosa de células CD19 CAR-NK en pacientes con linfoma en 2020.

Perspectivas de futuro: preguntas sin respuesta y nuevos horizontes

A medida que continúa la investigación, quedan varias preguntas intrigantes. ¿Cómo adquieren las células NK la memoria específica de antígeno? ¿Se pueden aprovechar las células NK para controlar enfermedades autoinmunes? ¿Cómo podemos superar los desafíos que plantea el microambiente tumoral para activar las células NK de forma eficaz? Los próximos cincuenta años prometen descubrimientos apasionantes e inesperados en la biología de las células NK, que ofrecerán nuevas estrategias terapéuticas para el cáncer y las enfermedades infecciosas.